El comienzo del siglo XXI se ha caracterizado, entre varias cosas, por desenterrar fantasmas que creíamos sepultados para siempre. El avance de la ultraderecha en varios lugares del mundo, y el consecuente retroceso en materia de derechos humanos deja en evidencia que los sucesos históricos deben ser repensados, en un ejercicio constante que no debe permanecer en los claustros académicos, sino abierto a la sociedad.

Es por esta razón que, a 43 años del inicio del último golpe cívico militar, aun se continúa realizando la marcha a Plaza de Mayo exigiendo «Memoria, Verdad y Justicia». Pero, parafraseando a Adorno, ¿es posible escribir poesía después del horror?

Alejandra Naftal es de las que creen que sí. Tal vez porque ella misma ha vuelto del horror, para la Directora Ejecutiva del Museo Sitio de la Memoria (ex Escuela de Mecánica de la Armada, ESMA), reconvertir un espacio físico en donde ocurrieron las mayores atrocidades del pasado reciente argentino, es una tarea de todos los días.

Periodista: Hace tiempo que no se escucha hablar de «el curro de los derechos humanos», sin embargo, cada tanto hay retrocesos como la amenaza del regreso del 2×1 para quienes cometieron delitos de lesa humanidad, ¿por qué cree que sucede esto?

Alejandra Naftal: Hay sectores y sectores, creo que el movimiento de derechos humanos es algo fundamental en la sociedad argentina, y hay quienes van a ir a atacar desde el «curro», discutir las cifras, o reinstalar la teoría de los dos demonios. Esas son las disputas de la memoria, sobre cómo recordarlo y cómo abordarlo, son las dinámicas y los debates inevitables de las sociedades. Sí creo que el gobierno actual no tiene en su agenda el tema de los derechos humanos, como sí lo tuvo el gobierno anterior. Pero es un gobierno que tiene la agenda que tiene y serán las sociedades las que interpelen a los gobiernos para que determinados temas estén en la agenda.

P.: ¿Teme por estos sectores y cómo pueden impactar en el futuro del Museo y su rol en la sociedad?

N.: Creo que si hay algo en que los argentinos y argentinas hicimos un acuerdo básico, aunque haya pequeños sectores que disientan, es en que “terrorismo de Estado nunca más”, y un gran ejemplo de ello fue el rechazo al 2×1, que en 23 horas y 47 minutos se declaró inconstitucional, todos los partidos políticos y la gente salieron a la calle. Hay un acuerdo en que este lugar es muy respetuoso para las víctimas y que está hecho con mucho consenso, todo lo que ves acá son muchos años de búsqueda de consensos, de intercambios con la sociedad, con la academia, con el periodismo. Este es un lugar con bases muy sólidas, nos respetan mucho.

P.: El eje Seguridad es sin duda uno de los fuertes en la carrera presidencial de este año, y muchos candidatos comparten en proponer «mano dura» como respuesta al delito, ¿cuál es su opinión al respecto?

N.: Estoy en contra de todo lo que sea castigar al pobre, a la víctima, y a los menores. Dicen que es garantismo, pero para mí las sociedades tienen que tener un Estado más presente que regule las desigualdades. Si esos espacios no son copados por el Estado, son ganados por el narcotráfico, por la delincuencia. Mi gran dilema es saber qué pasa en Argentina que es un país que tiene tan bien trabajado todo lo que son las políticas de memoria vinculadas al pasado de la dictadura, pero al mismo tiempo una memoria tan frágil vinculada con el pasado reciente, como 2001. Qué mecanismos hay que se sabe más de los setenta y hay tan poca memoria de lo que pasó con los gobiernos en los noventa, por ejemplo.

Por Cecilia Camarano-AMFIN