El Gobierno impone un nuevo salario mínimo hasta 2026. Arranca con un piso de $328.400.

Habrá diez subas mensuales hasta agosto de 2026 y se redefine el cálculo de la prestación por desempleo.

El esquema arranca con un piso de $328.400 en noviembre y llega a $376.600 en agosto de 2026, en una medida impuesta sin acuerdo entre sindicatos y empresarios.

El salario mínimo vuelve a definirse sin diálogo 

El Gobierno de Javier Milei oficializó este miércoles un nuevo aumento del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) que regirá entre noviembre de 2025 y agosto de 2026. 

La decisión quedó plasmada en la Resolución 9/2025 y fue tomada de manera unilateral, luego de que el Consejo del Salario volviera a quedar paralizado por falta de consenso, un escenario que empieza a repetirse cada vez que debe fijarse un ingreso básico.

La reunión convocada para el 26 de noviembre, nuevamente realizada por videoconferencia, terminó sin una propuesta que alcanzara apoyo mayoritario. Con ese bloqueo, la Secretaría de Trabajo dispuso el nuevo esquema para “garantizar” la actualización.

Un mecanismo que se volvió habitual durante el año, mientras el Ejecutivo intenta mostrar moderación salarial en un contexto donde otros precios (transporte, combustibles, tarifas y alquileres) arrancaron diciembre con incrementos confirmados.

Cómo queda el salario mínimo

Imagen: El Intransigente

El Gobierno estableció diez aumentos consecutivos, que llevan el salario mínimo desde $328.400 en noviembre de 2025 hasta $376.600 en agosto de 2026. Para trabajadores por hora, el valor inicial es de $1642 y avanza en la misma proporción.

La escala mensual queda así:

  • Diciembre 2025: $334.800
  • Enero 2026: $341.000
  • Febrero: $346.800
  • Marzo: $352.400
  • Abril: $357.800
  • Mayo: $363.000
  • Junio: $367.800
  • Julio: $372.400
  • Agosto 2026: $376.600

Los valores alcanzan a trabajadores regidos por la Ley de Contrato de Trabajo, personal agrario, administración pública nacional y organismos estatales. En jornadas reducidas o regímenes especiales, se ajustan de manera proporcional.

En paralelo, mientras el Gobierno pauta estas subas escalonadas, diciembre llega con aumentos de luz, gas, agua, transporte, biocombustibles y prepagas, todos ya autorizados o validados por los entes reguladores. Miniaturas de impacto que, sin mucha difusión oficial, vuelven más corta la vida de cada incremento salarial.

La resolución también modifica el cálculo de la prestación por desempleo. Desde ahora, el monto será el 75% del salario mensual neto más alto percibido en los últimos seis meses de trabajo.

Sin embargo, quedará sujeto a límites: no podrá ser menor al 50% del SMVM ni mayor al 100% del mismo.

Cada tramo se aplicará automáticamente según las fechas previstas y los empleadores deberán adecuarse al nuevo esquema.

El contexto: salarios que suben y lento y precios que no frenan

Imagen: La Capital Mar del Plata

La actualización del salario mínimo llega en un escenario donde distintos indicadores muestran tensiones crecientes.

Por ejemplo, el bono para jubilados de diciembre vuelve a ser de $70.000, exactamente igual que el año pasado, pese a que la inflación acumulada superó ampliamente ese valor.

Mientras tanto, la nafta vuelve a subir desde hoy por la actualización parcial de impuestos y por el ajuste en biocombustibles, aunque a diferencia de otros años, las petroleras ya no están obligadas a anticipar los nuevos precios.

Diciembre, además, comienza con una decena de aumentos:

  • Agua en el AMBA: +1%
  • Luz y gas: +2,8% promedio
  • Nafta súper: +$16,37 solo por impuestos
  • Gasoil: +$13,54
  • Prepagas: entre 2,3% y 2,4%
  • Alquileres todavía regidos por la vieja ley: +28,67%
  • Tarifas de biocombustibles: nuevas subas autorizadas

Aunque el cronograma del salario mínimo aporta previsibilidad, llega en un contexto donde otros aumentos avanzan más rápido. Con combustibles, servicios públicos y alquileres ajustándose otra vez, el impacto real del SMVM vuelve a quedar condicionado por el resto de la economía.

Y sin un Consejo del Salario funcionando con acuerdos, la actualización unilateral termina siendo un parche más en un año donde las discusiones salariales estuvieron marcadas por la falta de diálogo y por una inflación que, aún parece menor, sigue operando sobre el bolsillo.