La renovación legislativa obliga a nuevos acuerdos, mientras Neme inicia su gestión con Montenegro aún influyendo en el rumbo local.
La nueva conformación del Concejo Deliberante, marcada por bloques fragmentados y una mayoría oficialista debilitada, coincidirá con el inicio de la gestión interina de Agustín Neme.
En paralelo, Guillermo Montenegro seguirá influyendo desde la Legislatura y mantiene abierto el interrogante sobre su eventual regreso.
Un Concejo renovado y un poder poder Ejecutivo en transición
El 10 de diciembre marcará un doble movimiento político en General Pueyrredon: se renuevan doce bancas del Concejo Deliberante y el Ejecutivo quedará bajo el mando interino de Agustín Neme, ante la licencia solicitada por Guillermo Montenegro para asumir como senador provincial.
La nueva composición del cuerpo traerá nueve caras nuevas, varias reapariciones y un reparto de fuerzas más ajustado. El oficialismo, que durante dos años funcionó con mayoría automática, deberá negociar cada iniciativa para sostener su agenda.
Un nuevo reparto de bancas

El bloque del PRO y La Libertad Avanza sumará cinco bancas producto de la alianza que sellaron tras las elecciones. Continuarán Fernando Muro y Florencia Ranellucci, mientras que Marcelo Cardoso, Rolando Demaio y Noelia Álvarez Ríos harán su debut.
Por otro lado, Fuerza Patria ocupará tres lugares con la continuidad de Mariana Cuesta y el ingreso de Pablo Obeid y Solange Flores.
El radicalismo, que compitió por fuera del armado oficial, incorporará a Gabriela Azcoitia y al regreso de Ariel Bordaisco. Sin fusionarse con el gobierno, el espacio podría transformarse en socio ocasional cuando haya proyectos de peso en juego.
Acción Marplatense recuperará volumen propio con los arribos de Gustavo Pulti y Melisa Centurión, apostando a reinsertarse en un escenario donde la dispersión partidaria vuelve a abrir espacios.
Neme asume, pero Montenegro no se retira

Aunque dejará el sillón municipal, Montenegro conservará un rol central en el armado político del oficialismo. La licencia (no la renuncia) mantiene abierta la posibilidad de un retorno y le otorga capacidad de veto y decisión sobre el gabinete local, el bloque del PRO y las alianzas que se tejen en el Concejo.
La gestión de Neme arrancará en un clima con presiones simultáneas: una economía municipal tensionada por el pago de salarios, paritarias abiertas y un presupuesto 2026 que espera para cerrarse, y que será la primera gran prueba que afronte la cámara municipal.
También quedará por resolverse el nuevo pliego del transporte, otro eje clave que exigirá respaldo legislativo amplio.
Una nueva incógnita: el rol de Pulti

En medio de los reacomodamientos que deja la renovación del Concejo, la principal incógnita en el peronismo local pasa por qué hará Gustavo Pulti. El exintendente, que ingresó por Acción Marplatense, aún no comunicó si asumirá su banca o si continuará como diputado provincial, pero ya tomó la decisión puertas adentro.
Su anuncio llegará en los primeros días de diciembre y lo hará junto a Axel Kicillof, un gesto que no pasa desapercibido dentro del tablero político local. La definición es clave porque su presencia en el Concejo podría darle mayor volumen a su espacio y tensionar aún más un cuerpo que quedará fragmentado y con negociaciones obligadas.
La decisión de Pulti no sólo tiene incidencia en su propio espacio, sino que también influiría en la dinámica general del Concejo. Su ingreso podría ser clave en la búsqueda de alianzas y en cómo quedará conformado el nuevo mapa político de Mar del Plata.
