Cómo entrenar durante una ola de calor sin poner en riesgo la salud.

Con temperaturas extremas, especialistas recomiendan adaptar rutinas y priorizar el cuidado del cuerpo. 

Entrenar durante una ola de calor implica un desafío extra para el organismo. En Mar del Plata, una ciudad con fuerte identidad deportiva y gran cantidad de personas que realizan actividad física al aire libre, las altas temperaturas obligan a repensar rutinas y objetivos.

Especialistas en actividad física coinciden en que, durante el verano, el foco no debe ponerse en aumentar la exigencia sino en adaptar la práctica. El cuerpo necesita destinar más energía a regular la temperatura, lo que incrementa el esfuerzo general y eleva el riesgo de deshidratación o golpes de calor.

La recomendación general es sostener el movimiento sin forzar el organismo, entendiendo que pausar por completo la actividad suele derivar en la pérdida del hábito. Ajustar horarios, frecuencia, y cuidados básicos permite entrenar de forma segura incluso en jornadas agobiantes.

Cinco consejos para entrenar con calor extremo

1. Mantener una hidratación adecuada: Beber agua antes, durante y después del ejercicio, sin esperar a sentir sed. En días de calor intenso, el cuerpo pierde líquidos más rápido de lo habitual.

2. Evitar los horarios de mayor calor: No realizar actividad física entre las 10 y las 17 horas, cuando el sol y la temperatura alcanzan sus picos más altos.

3. Usar ropa liviana y clara: Elegir prendas de algodón o telas respirables, de colores claros, que faciliten la transpiración y ayuden a regular la temperatura corporal.

4. Protegerse del sol: Utilizar gorra, gafas de sol y aplicar protector solar con un factor de protección adecuado, especialmente en entrenamientos al aire libre.

5. Priorizar la calidad sobre la cantidad: Reducir la duración del entrenamiento y enfocarse en ejercicios bien ejecutados evita el sobreesfuerzo y mejora la adherencia a la rutina.

¿Qué es el golpe de calor?

Imagen: Stella Maris

El golpe de calor se produce cuando el organismo se expone de manera prolongada a temperaturas elevadas o realiza esfuerzos físicos intensos en ambientes calurosos, especialmente si no hay una hidratación suficiente. En estas condiciones, el cuerpo pierde la capacidad de enfriarse a través del sudor, lo que genera un aumento brusco de la temperatura corporal.

Este cuadro puede afectar a cualquier persona, pero el riesgo es mayor en bebés, niños pequeños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. Sin tratamiento oportuno, el golpe de calor puede provocar daños neurológicos, fallas orgánicas e incluso poner en riesgo la vida.