El 8 de marzo no es el día de la mujer: es el día internacional de la mujer trabajadora. Y en ese sentido deberían pensarse las acciones que se desarrollen ese día. Pero es imposible pensar en la mujer y el trabajo sin hacer referencia al contexto de ajuste en el que este gobierno neoliberal nos ha colocado.

Porque para hablar de las inequidades de género en el ámbito laboral, primero hay que tener trabajo, y luego además, en condiciones dignas, con la plena garantía de todos los derechos. ¿Cómo no someterse a todas las formas de precarización cuando el hambre y la desocupación encabezan los logros de la gestión del gobierno de Cambiemos?

El retroceso en materia de derechos hace que las trabajadoras retomen consignas que había dejado años atrás.

Este viernes se realizará el tercer paro internacional de mujeres, con la adhesión de más de 60 países.

El movimiento feminista, es sin dudas, uno de los movimientos que más logros ha conseguido en materia de derechos. La disputa por la soberanía de los cuerpos, es la bandera que se levanta con mayor fuerza en estos tiempos, pero como mujer en la política, feminista además, no puedo dejar de mencionar que nos debemos también una disputa: la construcción de un feminismo que no replique las estructuras patriarcales en ámbitos de la política y dispute desde esas nuevas formas los puestos de poder, de toma de decisiones y de gestión.

El 2019 comienza sin ninguna mujer presidenta en toda América Latina. La provincia de Buenos Aires, una de las dos gobernadas por una mujer, no tiene en su gabinete a ninguna mujer. Es impactante ver las cifras de la poca cantidad de mujeres en espacios de toma de decisión en ámbitos estatales publicadas recientemente por el blog Economía femini(s)ta. Hay pocas mujeres en el gobierno, y ser mujer no alcanza: se requiere además tener una perspectiva de género.

Porque tenemos proyecto porque sabemos cómo, porque nos conduce una mujer, este año, el grito será “VIVAS, LIBRES, UNIDAS y GOBERNANDO NOS QUEREMOS”.

Por la Concejala Verónica Lagos